Trabajar mucho no es sinónimo de trabajar bien. Las horas extra son benéficas para ti y la empresa únicamente cuando es estrictamente necesario. Si lo haces todos los días, es una señal de que existe una ineficiente organización tanto personal como corporativa.
No esperes a que tu empresa cambie la estructura o la forma de trabajar, comienza por ti: organízate y mejora tu desempeño.
1- No te confíes de tu memoria. Realiza una lista de actividades en una agenda o en un planeador. Actualmente existen muchas aplicaciones en las que te puedes apoyar.
2- Fija una hora para cada labor y en el transcurso de la jornada revisa cómo va: descarta en la medida en que vayas cumpliendo tus actividades.
3- Toma nota de las tareas que surjan de forma imprevista durante el día y no dejes que se te escape nada.
4- Delega en la medida de lo posible: tú solo no vas a llegar a todo. Un buen líder sabe empoderar y asignar tareas a sus colaboradores.
5- Cumple tus horarios. Llega temprano y sal a la hora establecida por tu empresa
6- Evita llevar trabajo a casa o quedarte muy tarde en la oficina. Esta es una señal de falta de productividad.
7- Establece prioridades. Comienza por lo más importante, aquello que quizá resulta engorroso, pero prioritario. Luego, aborda las tareas menos relevantes.
8- Evita conversaciones innecesarias. Déjalas para la hora de comida o para la salida.
9- Aprende a decir “no” cuando no te da tiempo y asume la carga laboral que tú consideras que puedes cumplir.
10- Si tienes muchos correos sin leer en tu bandeja de entrada, ocúpate en primer lugar de los importantes y trata de asignar una horario al día para revisarlos.